Eran las ocho en punto de la tarde cuando sonaron cornetas y tambores en lugar de clarines y timbales para anunciar que la puerta de la Capilla de las Capuchinas se habría para comenzar el “paseíllo” de El Gran Poder. Fue un replique de campanas al vuelo, en lugar del pasodoble, el que le acompañó en este comienzo por el “albero” de las calles de Murcia, con una afición que se le entregó desde el primer instante en el que le vio aparecer envuelto en un precioso terno fusia y oro.
Ayudándole en esta tarde-noche se encontraba todo el mundo del toro. Para comenzar, dando las señales de parar o andar (cabos de andas), estaba el empresario Ángel Bernal el cual ya le ha pedido al Maestro que esté presente, un año más, en cuantas ferias y festejos organice a lo largo de la temporada, protegiendo a cuantos toreros de oro o plata actúen en las plazas que regenta. A su vera Antonio González Barnés, pidiéndole que no abandone al novillero que apodera, estando con Puerta en la cantidad de novilladas que piensa conseguirle este año. Al otro lado Clemente García, que ahora que no escribe ni habla de toros en ningún medio de comunicación, se limitó a suplicar por todos, desde el empresario al banderillero, desde el comentarista, al aficionado, pasando por el fotógrafo.
“Metiendo el hombro” en la punta de vara derecha, el maestro Alfonso Romero, que no dejó solo a Nuestro Padre ni un solo instante, pidiendo que toree con su hijo desde el 1 de mayo en Madrid todos los días de esta comprometida temporada. En la vara siguiente Alfonso Avilés, presidente del Club Taurino de Murcia que le pedía fecha para estar en un “Martes Taurino” y en el “cepo” de la siguiente vara, Guillermo Lorente, pidiendo fuerzas para poder relatar a los aficionados cuanto acontece en las plazas de toros de la Región y lo realizado por nuestros toreros fuera de ella; y en la última punta de vara Pepe Soler, pidiendo ayuda para todos, comenzando por los alumnos de la Escuela Taurina que preside, y culminando por los que en su día fueron profesionales como él, pasando por todos los eslabones de este mundo.
Seguía su paso por el malecón entre una gran devoción de los asistentes, contando con el sacrificio de llevarlo sobre el hombro, pero al mismo tiempo con el orgullo de encontrarse bajo su manto y protección periodistas como Mariano Molina y José Francisco Bayona, los matadores de toros retirados Antonio Mondéjar, Manuel Cascales y Pepe Moreno, y un cúmulo de novilleros, con y sin caballos, periodistas y aficionados.
El Gran Poder, seguía su particular “paseillo”, con un valor mayor que el de Rafaelillo ( que también cargó con Él ) sabiendo lo que tiene lidiar en este mundo lleno de orgullos, envidias, rencores ... , donde estamos predispuestos a darle la “cornada” en cualquier momento, sabiendo nuestras flojedades, nuestras desidias, nuestro no querer “embestir” en sus cites, pero al mismo tiempo convencido de que tiene más arte que Alfonso Romero (que cargará con Él el viernes ) y al final no sólo conseguirá que metamos la cabeza y embistamos, sino que está dispuesto a conseguir nuestro indulto y que finalmente podamos disfrutar de una Vida Eterna. Sólo falta que no nos empeñemos en lo contrario y sigamos confiando en el MAESTRO.
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