Paco Ureña: "Torear es lo que me hace feliz"
Desde que debutara como novillero, Paco Ureña solo ha
tenido en mente triunfar en el mundo del toro. Empezó fuerte al ganar el
certamen de novilladas en Las Ventas, pero luego la suerte no le acompañó y
durante siete largos años estuvo buscando su sitio. Y lo ha encontrado. En las
21 tardes que ha toreado esta temporada, el lorquino ha ido sembrando en el
albero su forma de entender este arte, que expresó con rotundidad en la Feria
de Septiembre de Murcia, esa con la que tantas veces soñó en los años
difíciles.
Cuando Paco Ureña ganó en 2005 el certamen de novilladas
de Las Ventas era un prometedor proyecto de torero. Había sido anunciado ya
unas cuantas tardes, pero no fue hasta que cortó una oreja a ese novillo de
Espartaco cuando empezó a sonar su nombre.
En 2007, con Conde y Morante como compañeros de terna, confirmó
alternativa en Lorca abriendo la puerta grande. El proyecto seguía siendo de
altos vuelos. "Fue un día especial, soñado por todos los toreros. Habían
pasado años desde que empezaba en esta profesión que tanto quiero y a la que
tanto debo y esa tarde sentí que me convertía en matador de toros”, recordó el
matador al inicio de su charla con Francisco Ojados en un nuevo Martes Taurino.
Pero tras esos dulces inicios, las cosas no salieron
según lo esperado. "En los años que siguieron fue el toro el que me
mantuvo vivo. Tuve momentos de desesperación, veía que pasaban los años, que
todo se movía a mi alrededor menos yo, y eso me hacía sentir mal. En esos
momentos me agarré al toro, que es lo que me hace siempre salir adelante",
explicó con sinceridad Ureña, que vio en el campo su válvula de escape para no
perder la fe. "Yo soy una persona tímida pero esa timidez la pierdo cuando
me pongo delante del toro. Me he buscado mis mañas para torear en el campo y en
la plaza. Soy un luchador", dijo.
La oportunidad en Madrid le llega en
Méjico
Ureña compartió con los muchos aficionados reunidos en el
Museo Taurino cómo surgió la oportunidad de torear en Madrid, oportunidad que,
a la postre, le ayudaría a mantener vivas sus opciones en el duro mundo del
toro.
Contó el lorquino que durante siete meses se instaló en
Méjico en busca de aires nuevos para su carrera. "Yo vivía en un rancho
pegado a otro rancho donde estaba Alejandro Talavante y coincidimos un día en
la plaza de Juriquilla, en un festival benéfico. Estaba en el patio de caballos
y me decía "hoy va a ser". Por la tarde, en el paseíllo, me dirigí a
Manuel Chopera pidiéndole que me pusiera en Madrid. Él no me aseguró nada y yo
le confesé que estaba desesperado, por lo que le pedí, con los ojos llororos de
rabia, una sola tarde. Él me prometió que torearía en Madrid y a los dos años
cumplió con su compromiso”, relató. Y esa tarde, el 25 de agosto de 2013, la
moneda cayó de cara. El lorquino dio una vuelta al ruedo en su primer toro y
cortó una oreja al segundo.
Al mencionar el apellido Chopera valoró la relación que
mantiene con la casa que la apodera. “Hay mucha ilusión puesta en este proyecto
y Manuel (su apoderado) es ante todo un muy buen aficionado. Cuando hablamos de
toros se nota que su visión se dirige al torero, no tanto a la empresa. Eso me
da tranquilidad”, reconoció.
En ese punto Ureña pasó a comentar su temporada, en la
que ha toreado 21 corridas de toros, y que comenzó de manera brillante en
Cieza, donde indultó un toro de Victorino Martín. “En invierno me preparé muy
bien y el inicio no pudo ser mejor. Estaba toreando despacio para conseguir que
la faena diga algo al aficionado y le emocione, que es lo que se persigue
siempre”, comentó el torero, que confesó que “no es habitual que logres torear
con el alma y con el corazón, se consigue muy pocas veces. En mi caso un par de
veces. Una en Madrid y otra en Murcia la Feria pasada”
En ese buen arranque de temporada se incluye la tarde de
Sevilla, ciudad en la que el torero vive actualmente. "Tenía ilusión y la
tarde resultó importante porque, aunque no tuve trofeos, di un paso adelante
como torero. Salí con el crédito intacto y me fui tranquilo pese a que los de
Fuente Ymbro no colaboraron”, resaltó Ureña, que se mostró muy autocrítico con
la actuación en su regreso a Madrid: "No supe leer bien los días previos a
la corrida y no llegué fresco. Quería subir mi posición taurina en una tarde y
eso es imposible. Estaba tan metido que no quería ni ir al campo ni salir a
correr, por si me pasaba algo. La presión me pudo”. El diestro se llevó esa
tarde una cornada “que llegó porque tenía que llegar y si no llega a pasarme me
hubiese costado mucho más remontar la temporada”. “Además”, añadió, "Los toros tienen que coger porque los
toreros tenemos que dar algo a cambio".
Tras una precipitada reaparición quince días después del
percance de Madrid, Ureña decide parar un mes. Volvió en julio, en Francia, y a
partir de ahí vuelve a verse a un Ureña más seguro que da replica en Santander
a El Juli y Perera, con quienes sale a hombros esa tarde tras cortar una oreja
a cada uno de sus morlacos. Después
llegarían más tardes notables en Bayona, Guijuelo y Bilbao, donde el torero empezó
a encontrar “lo que voy buscando”. Desde Bilbao sale a oreja por tarde y no tiunfa
porque "pinché mucho a los toros".
Y entonces llega ese 14 de septiembre, cuando recibe una
llamada para sustituir a Talavante en la Corrida de la Prensa de Murcia.
"No me lo esperaba y llegar a tu tierra, donde tienes tantos sentimientos
arraigados, después de tantos años, es algo maravilloso". Y aquí se
sinceró: “Ha habido años de mucho cabreo porque no me ponían en los carteles,
pero ahora veo las cosas desde otro punto de vista y creo que debía de pasar
así. Murcia es una Feria a la que todo el mundo quiere venir y a veces no hay
sitio a los toreros que han estado en mi situación".
Éxito en Murcia
En Murcia se vio a un Ureña muy expresivo que buscaba la
pureza. "Fue una tarde muchas sensaciones y muchas emociones. Lo pasé muy
mal y lo pasé muy bien", dijo el torero de Lorca, que pudo ver imágenes de
esa y otras tardes suyas en distintos vídeos. Al éxito de Murcia le siguió otro
en la Feria de Logroño.
Al final de la charla tuvo palabras para su tierra, donde
toreó un festejo “donde las cosas se forzaron de más”. Lorca se había quedado
sin Feria el año anterior y había mucha ilusión por que saliera adelante una
corrida de toros en la que Paco Ureña debía ser el gran reclamo. “Yo sabía que
la corrida iba a ser difícil pero al principio parecía que iba a estar bien
presentada. Sobre la marcha nos enteramos de que se habían producido cambios y,
aunque llegué a decir que no toreaba, finalmente lo hice porque la gente quería
ver al torero de la tierra”, apuntó. El resultado de la tarde fue una corrida
que calificó de “impresentable”, con cuatro toros “que me hicieron sentir
avergonzado”. Y concluyó: “no es justo que la gente llene la plaza y demos el
espectáculo que dimos".
En este punto, el torero reivindicó la reapertura de la
plaza de Sutullena, algo que ve difícil "por los intereses
económicos".
Y con esta reivindicación
terminó el encuentro del matador con la afición murciana. Ureña dice haber
tenido siempre como referente a José Tomás, con quien comparte su forma de
entender y respetar el toreo, pero lo cierto es que él ya ha iniciado un camino
propio que tendrá oportunidad de seguir recorriendo la próxima temporada,
seguramente en muchas plazas de primera.
El reencuentro con la plaza
de Murcia podría ser pronto, en febrero, si es que se le anuncia en el
tradicional festival a favor de la Asociación contra el Cáncer, algo que “me
haría muchísima ilusión”.
Y así termino la penúltima actividad organizada por el
Club Taurino en 2014. Ha sido un año intenso, como demuestran las 125 convocatorias
realizadas por el club decano de España y que la semana próxima (23 de
diciembre) pondrá su epílogo con un nuevo Martes Taurino, esta vez con Rafael
Rubio “Rafaelillo” como protagonista.
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