Conferencias, Mesas redondas, exposiciones, toreo en la calle, pasacalles musical, presentación libro...
Intensa jornada la del sábado en la finalización del II Congreso Internacional de Tauromaquia, donde Juan José Padilla fue uno de los ejes de la jornada
Padilla:
“El verdadero valor no está en ponerse delante del toro, está en afrontar la
vida como viene”
El jerezano pone
broche de oro a las jornadas científicas del II Congreso Internacional de
Tauromaquia.
El diestro Juan José
Padilla ha protagonizado la última charla de las jornadas científicas del II
Congreso Internacional de Tauromaquia celebrada esta mañana en Murcia.
Bajo el título de “El
torero: héroe popular”, Padilla ha conversado de la mano del
catedrático y crítico taurino Andrés Amorós. Cuando apenas ha transcurrido una
semana desde que se despidiera de los ruedos europeos en Zaragoza, Juan José ha
recordado aquella jornada: “Partimos de casa e hicimos noche en Madrid.
Llegamos a Zaragoza el sábado y visitamos a la Virgen del Pilar. El domingo me visitaron
muchos amigos que vinieron de distintos puntos de España y me sentía a gusto
aunque con algunos flases de responsabilidad, no la de ganarme un puesto sino
la de no defraudar. Sólo quería que me ayudara un poco un toro para sentirme lo
máximo posible, y todo se desarrolló mejor de lo esperado”. El último brindis
tuvo como destinatarios sus hijos: “No les había brindado nunca un toro ni a
ellos ni a su madre, pero no fui capaz de llevarla a la plaza. Después de 1400
corridas y 25 años de alternativa nunca ha ido a verme”, explicó, añadiendo:
“Les vine a decir que mi vida había cambiado desde que llegaron ellos, que
habían sido fundamentales en ella, que había aprendido mucho de ellos por el
cariño que me daban y que ese brindis tenía que ser compartido con la mujer que
nos cuidaba que es su madre”.
Padilla regaló el
terno blanco que vistió en esa tarde a su hija Paloma, que fue quien lo eligió
a principios de temporada y lo guardó sin limpiarlo de sangre sudor y albero.
El capote de paseo de San Martín de Porres con el que hizo el paseíllo fue
regalado a su hijo Martín.
Padilla habló de la
dureza que ha marcado su carrera profesional. Treinta y nueve cornadas marcan
su cuerpo; siete de ellas muy graves. “La que más ha trascendido ha sido la de
Zaragoza. Llegué a la enfermería sin poder respirar pero salvé la vida tras una
intervención de 11 horas”, explicó el jerezano, añadiendo que: “Sin embargo, la
de Huesca ha sido la más grave. Un toro me revienta el duodeno lo que me
provoca una peritonitis muy grave. Estuve dos meses en la UCI”. La cornada de
Zaragoza marca un antes y un después en su vida y en su carrera profesional.
“Cuando volví a casa tras el percance creé un ambiente de tristeza, inseguridad
y miedo en casa que se transmitió a mis hijos. Me costó dos meses encerrarme en
una habitación sin querer saber nada del mundo del toro. Veía recuerdos y
sentía pena y angustia. Apoyado en la fe, no tardé mucho tiempo en reconocer
que el verdadero valor no está en ponerse delante del toro, está en afrontar la
vida como viene”, explicó Padilla. El percance ha dejado secuelas en el torero.
Ha requerido de veintiuna operaciones de reconstrucción en la cara y aún padece
en el oído izquierdo de acúfeno, dolores e infecciones constantes.
“Pasar de quinientas
corridas desde que reaparecí ha sido un milagro de Dios. El torero salvó al
hombre de unas circunstancias difíciles. El trabajo con fisioterapeutas,
logopedas y en un centro de alto rendimiento para recuperar la forma física, me
hicieron entregarme en cuerpo y alma para torear quince o veinte corridas que
era mi objetivo. Y con esa motivación me fui adelantando a los plazos. No tenía
que salir a la plaza a provocar compasión ni a ser víctima de nada, me preparé
al doscientos por cien para demostrar mi propia identidad”, aseguró Juan José.
Tras su reaparición en Olivenza, Padilla ha podido verse anunciado en la parte
amable de la fiesta, consiguiendo abrir la Puerta del Príncipe de Sevilla e
indultar un toro en México.
Durante la charla, el
jerezano recordó su trabajo como panadero desde muy niño para ayudar a una
familia humilde compuesta por siete hermanos, y tuvo palabras de recuerdo para
el maestro Rafael Ortega que le acogió como a uno más de su familia en los
inicios de su carrera.
Padilla ha sido un
ejemplo de superación para muchas personas que han atravesado por momentos
difíciles. “La persona tiene que tener voluntad, tenacidad, disciplina y
reconocer que la vida tiene muchos valores. Tenemos motivos suficientes para
sonreír en la vida”, aseguró el diestro que finalizó asegurando que: “No tengo
motivos para quejarme de nada. Lo he dado todo por el toro; mi pasión y mi
vida”, concluyó
Previa a la charla
del diestro gaditano, se habían celebrado dos mesas redondas: “Afición y
festejos populares”, moderado por el aficionado Juan Jódar y compuesta por el
presidente del Real Club Taurino de Murcia, Alfonso Avilés; el presidente Club
Taurino Lorca, Juan Coronel Ruiz, el presidente de la Federación de Peñas
Taurinas de Bous al Carrer de la Comunidad Valenciana, Vicente Nogueroles
Gaona, el presidente de la Unión de Federaciones Taurinas de Aficionados de
España, Jorge Fajardo Liñeira, presidente del Foro de Promoción, Defensa y
Debate de las Ferias de Novilladas, Jesús Hijosa Lucas y el presidente de
Fomento Cultural de la Tauromaquia Hispanoamericana, Juan Pablo Corona Rivera.
Posteriormente, “Tauromaquia
y Cultura”, moderada por Antonio Amorós Mayoral, miembro de la
Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, con
François Zumbiehl, catedrático de Letras Clásicas y doctor en Antropología;
Gonzalo Santonja Gómez, catedrático de Literatura Española y director general
del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua; Álvaro Martínez-Novillo
González, experto en arte y tauromaquia; y Gonzalo Díez Recasens, arquitecto y
catedrático de Proyectos, como ponentes.
Clausuró el Congreso
el Consejero de Presidencia de la Comunidad de Murcia, Pedro Rivera
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Padilla con los alumnos de la Escuela
de Tauromaquia de la Región de Murcia
El diestro jerezano
se incorporó por sorpresa a la exhibición de toreo de salón que los alumnos
realizaban con motivo del II Congreso Internacional de Tauromaquia
El mal tiempo
reinante en la ciudad de Murcia en la mañana de hoy no impidió que finalmente
se celebrase la exhibición de toreo de salón protagonizada por los alumnos de
la Escuela de Tauromaquia de la Región de Murcia, incluida en la programación
del II Congreso Internacional de Tauromaquia.
La plaza de Julián
Romea fue el escenario en el que los jóvenes alumnos de la escuela murciana
hicieron una demostración de toreo de salón ante los aficionados asistentes,
entre los que se encontraban el Consejero de Presidencia de la Comunidad de
Murcia, Pedro Rivera, el empresario Ángel Bernal y el presidente del Real Club
Taurino de Murcia, Alfonso Avilés.
Durante la
exhibición, sin estar previsto, hizo acto de presencia el matador de toros Juan
José Padilla para sorpresa de los asistentes y admiración de los alumnos con
quien el jerezano se mostró muy cariñoso. El diestro siguió con atención las
evoluciones de los chavales a los que aconsejó en una improvisada clase
magistral.
Al finalizar la
exhibición, todos los asistentes acompañaron a Padilla por las calles de Murcia
hasta el auditorio en el que debía protagonizar la charla de cierre del
congreso, junto a una banda de música que protagonizaba el pasacalles de bandas
también incluido en la programación del congreso.
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