Foto: Archivo |
Y como es natural en Paco Ureña, se limitó a hacer las cosas como él las siente y se dedicó a torear de verdad y de paso a desorejar a sus dos toros.
Totalmente dispuesto desde el primer momento con el capote, vió posibilidades en el de Hernández y dio órdenes de picarle poco. Con la franela se mostró tan firme como siempre, sin acordarse de esos puntos, sin gestos de dolor para ganarse la simpatía del público y toreando al natural con toda la verdad del mundo. Mató de buena estocada y paseó las dos orejas.
Gran toro el que le correspondió en segundo lugar y ¡que suerte para el ganadero el que su toro se encuentre con un torero así de dispuesto!. Ureña toreó para sí mismo, dejando lucirse al toro, pisó terrenos imposibles, siempre dando el pecho y parando el tiempo en unos naturales largos y profundos. Tandas preciosas por el pitón derecho, variado y templado en todo momento. Estocada y nuevamente las dos orejas a su esportón tras aplaudir el torero la vuelta al ruedo del ejemplar que le permitió olvidarse de lo que aún lleva en la pierna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario