La última de la feria de otoño madrileña, sobre el papel la más interesante de este ciclo, no pasará a la historia, ya que los dos toreros, Juan Bautista y Paco Ureña no tuvieron oportunidad alguna de poder refrendar la buena temporada de ambos.
Flojo el primero del lote de Ureña, un toro que entró bien al caballo y donde se lució Pedro Itrralde sabiendo medir esta reseñada falta de fuerzas. Con la muleta el toro no terminó nunca de seguir el camino marcado, Paco con la muleta a media altura se cruzó, cargó la suerte y siempre procuró hacer el toreo de verdad, encajado y con gusto. mató de pinchazo y estocada escuchando una ovación del público.
Excelente "fachada" la del corniveleto que salió en cuarto lugar, pero peligroso y con muy corto recorrido en el interior. No dio la más mínima opción al torero, que intentó ver si conseguía agua de ese pozo tan sumamente seco. Silencio.
Menos aún tenía el tercero de su lote y último del festejo sin dar opciones a Paco Ureña, el cual se la jugó sobre todo con unos naturales donde se cruzó y se puso en sitio totalmente a merced del de Adolfo, el cual llegó a levantarle los pies del suelo, no impidiendo esto que el de Lorca siguiera pisando esos terrenos. Mató de buena estocada y escuchó otra ovación.
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