30 nov 2015

FIESTA PRIVADA EN LA HERENCIA


RAÚL SÁEZ TOREÓ CON MUCHO GUSTO Y PERSONALIDAD



A mi nieto Gonzalo que presenció por vez primera lo que es torear.
   Una fiesta de marcado carácter Cultural y Festivo (que una cosa no está reñida con la otra), tenía preparada el novillero de Cartagena Raúl Sáez en la Finca La Herencia de El Jimenado y realmente consiguió el objetivo previsto.

   Cuando el que esto escribe llegó a la bonita plaza de toros "Carmen de Alba"  se encontraban ya cerca de trescientas personas degustando diversos platos al tiempo que escuchaban un precioso recital de poesías taurinas.

    Llegó el momento en el que todos los presentes se sentaron para ver y disfrutar con Raúl Sáez como cogia los trastos y se ponía delante del toro, momento en el cual todos olvidaron las viandas y realmente disfrutaron con el novillero.

   No se trata, ni mucho menos, de relatar como si se tratase de un festejo en Madrid la actuación del cartagenero. Pero han pasado muchos, muchos meses que han completado años desde la última vez que vimos Raúl Sáez delante de un toro y tengo que contar que lo vimos como si todas las semanas se enfundara el vestido de luces para torear. 

   El toro que mandó Sánchez Cajo, justo de fuerzas, tenia una calidad enorme, había que entenderlo y hacerle todo con mucha suavidad. Una suavidad que utilizó el torero para relajarse, para parar el tiempo en algunos naturales con la personalidad que siempre ha mostrado y fue en esos momentos sublimes cuando a los acordes de la guitarra y del cante flamenco, nos olvidamos todos del tiempo y nos centramos única y exclusivamente en el arte que supone el Toreo con mayúsculas, yo procuraba no perder el más mínimo detalle, pero arriba, en el tendido, mi nieto, de un año recien cumplido, no parpadeaba ni un instante y si la persona que tenía delante se movía, él sacaba rápidamente la cabeza para seguir esos instantes donde el toro y el torero juegan en armonía.  Y todo por culpa de un novillero que se hubiera merecido tener más suerte en este complicado y casi imposible mundo del toro, que quiere tener la oportunidad de mostrar lo que tiene dentro y que ojalá algún día pueda mostrar.

   Raúl, en la fiesta de este domingo, consiguió poner a todo el mundo de acuerdo, a una y a otra generación, a los que acudimos simplemente a verle torear y a los que pensaban en la poesía o en la comida, una actuación que culminó con la ovación de un torero a un toro y de un público a los dos (que ambos son imprescindibles en este mundo).


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