Quiero dejar bien claro desde el
principio el profundo agradecimiento que siento hacia Antonio Soler Motellón,
mi apoderado hasta que el miércoles por la noche decidió romper unilateralmente
nuestra relación. Yo me entero de su decisión por un ‘whatsapp’, y no logro
comunicarme telefónicamente con él hasta esta misma mañana del viernes 19. Es
cierto que el martes por la tarde hablamos, pero en ningún momento me dijo ni
me dio a entender que la relación estaba terminada. Creo que, debido a la
estrecha relación que nos unía, la forma de dar por zanjado el apoderamiento no
ha sido la más adecuada. Pero ni si quiera eso puede empañar el agradecimiento
que siento hacia una persona que apostó por mi.
Sin
embargo, y para que no queden dudas sobre mi responsabilidad, quiero aclarar
que el problema que supuestamente generé yo y al que alude Antonio en su último
comunicado, supongo que es mi caída del cartel de la novillada de Sotillo de la
Adrada del pasado 31 de mayo. Como saben, el 29 de marzo sufrí la rotura de los
ligamentos anterior cruzado e interno y la rotura parcial del menisco de la
rodilla izquierda. Desde ese día, mi objetivo ha sido eludir el quirófano a
toda costa para no perder la temporada. He trabajado sin descanso para
fortalecer aún más los músculos de la pierna izquierda y garantizar, en la
medida de lo posible, la estabilidad de la pierna. Dos meses es un tiempo casi
imposible para, después de una lesión de ese tipo, volver a torear. Los
traumatólogos, osteópatas y fisioterapeutas que me están tratando me
aconsejaron que no toreara tan pronto porque las consecuencias podían ser
irreversibles. Y yo era consciente de que ni mi rodilla estaba aún preparada
para el esfuerzo en ese momento, ni el público tenía que saber y entender que
yo no estaba al cien por cien. Por eso decidí hacer caso a los médicos a pesar
de la insistencia de Antonio Soler de la necesidad de reaparecer.
Yo
entiendo que su prisa obedecía a la voluntad de perder el menor tiempo posible
y aprovechar la inercia positiva por lo bien que me estaba encontrando y los
triunfos seguidos a principios de temporada. Y lamento profundamente los
perjuicios que haya podido sufrir por mi ausencia en Sotillo de la Adrada. Pero
fue la decisión que tomé apoyado en la opinión médica y sin saber positivamente
cómo iba a responder la rodilla puesto que, después de la lesión, no había
podido ni torear una vaca en el campo. Ahora sí. Ha pasado casi un mes desde
entonces, he podido ir al campo y ya sí estoy para torear.
Sin otro particular, reciba un saludo
afectuoso.
Pablo Belando.
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