26 nov 2013

EL CLUB TAURINO DE MURCIA INFORMA:




Filiberto, sin prisa para ser figura

   Esta temporada ha contado por triunfos sus comparecencias, pero él prefiero tomárselo con calma. Filiberto Martínez, “Fili” como ya empieza a conocérsele en el ambiente taurino, es el novillero del momento y se siente seguro en cada paso que da por el camino que lleva hasta su sueño: ser figura del toreo.

     Filiberto llenó esta edición de lunes del Martes Taurino del Club Taurino de Murcia y conquistó al personal con su sencillez, su naturalidad y una determinación que, aunque revestida de modestia y autocrítica, dice claramente que cree en sus posibilidades. “Me veo mil defectos, no me considero para nada perfecto”, dijo el novillero, que considera como referentes a toreros como El Juli, “al que en una entrevista preguntaron por un buen toro que había cuajado en Madrid y él respondió diciendo que se había visto defectos en algunos pases. No se conforma pese a ser figura”, comentó.

   El de Calasparra estuvo acompañado del hombre que convive con él prácticamente 24 horas al día, su apoderado, Gonzalo González, quien considera estar con un novillero poco menos que “cosa de locos”. González ve en Filiberto el torero que él no pudo ser porque, como confesó, le faltaban cualidades. “Él sí tiene condiciones para ser el torero que yo sueño y al que quiero acompañar para que sea figura del toreo”, añadió.

     Tanto el novillero como su apoderado destacaron varias veces durante la tertulia, magníficamente conducida por María Moya, de Televisión de Calasparra, que no hay prisa por llegar a la meta. “No interesa quemar a un chaval con unas condiciones como las de Filiberto. Hay que dar pasos cortos. El objetivo era que este año fuera de rodaje y él disfrutara, no acumular festejos para ganar dinero”, puntualizó González, que restó además importancia a los escalafones.

    “Ha cambiado la mentalidad del torero y del aficionado. Ahora hay más exigencia y quien va a la plaza sabe lo que quiere ver. Cuando hasta hace pocos años primaban solo los números se pensaba en ver al que más había toreado, pero ahora se prefiere contratar al que torea 25 y gusta”, explicó el apoderado. “Pero la realidad”, siguió, “es que es el único novillero que hoy por hoy lleva gente a las plazas”. Filiberto terció diciendo que no le importa el número de novilladas toreadas sino que “la afición vea mi evolución. Prefiero calidad a cantidad”.

    En este sentido, el apoderado justificó las ausencias de su torero en ferias como la de Blanca “porque no se llegó a un acuerdo económico”. Y descartó  Calasparra “porque, aunque me costó un enfadó con él porque quería torear en su pueblo, creía que no era el momento y me interesaba más que se fuera asentando. Ahora la gente tiene ganas de Filiberto”, dijo

     González hizo asimismo hincapié en que su labor junto al novillero es “ser buen amigo y enseñarle educación taurina y algo de técnica, pero sin tocar su personalidad”. Además, actúa de consejero en los momentos bajos. “Hay que concienciar al novillero para que esté preparado porque habrá días en que el animal no embista, que pinche el acero o que no conecte con el público”, explicó.

     Por su parte, el novillero comentó una temporada en la que solo ha salido con mal sabor de boca en Ávila, donde se encontró con novillos “inlidiables”. Se queda con la tarde vivida en su tierra natal, Calasparra. “Siento hasta nostalgia por todo lo que viví aquel día allí. Desde la comida con mi cuadrilla al recibimiento de los aficionados cuando pisé el albero. Disfruté mucho y no sentí ninguna presión. La gente estaba volcada y los novillos embistieron”, resumió Fili, que también puso entre las tardes destacadas las vividas en Cehegín, Aranjuez o Albacete, donde resultó cogido de gravedad en su segundo. “Si hubiera matado me habría llevado el premio gordo, pero el novillo me cogió y me tuve que meter a la enfermería. Aun así, el público pidió la oreja y no me la llevé porque el presidente no quiso”, comentó Filiberto.

    El calasparreño tiene claro que lo que más le llena de ser torero es la “satisfacción” que le provoca “ver que torea lo que uno quiere y siente. Y yo lo que quiero es torear bien, aunque sea unas becerras, porque cuando toreo mal me afecta mucho”, señaló Fili, que desde crío recuerda “haber querido vivir del toreo y ser figura”.

    En la última parte de la tertulia ambos hablaron de los problemas actuales de la tauromaquia, que resumieron básicamente en la “desunión  del mundo del toro, la falta de modernización y la necesidad de que ir a los toros sea más asequible para el aficionado”.




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