El matador de toros de Lorca Paco Ureña ha vuelto a dejar constancia de su buen hacer en la corrida de toros que cierra la temporada taurina en Madrid. Así lo ha visto la prensa especializada:
Las Ventas:
Paco Ureña reafirmó la buena imagen dejada el pasado mes de
agosto con su valor y su seriedad. El murciano, con un lote en contra, estuvo
muy serio y firme y consiguió arrancar muletazos hondos con gran exposición.
Mundotoro:
Muy firme con mucha seguridad, buscando el fondo al
toro, anduvo Ureña con el segundo. Con las zapatillas enterradas en la arena,
el murciano extrajo muletazos con mérito a un toro noble pero parado. Saludó
una ovación. En el quinto, que no tuvo clase, rebrincado y deslucido, volvió a
estar muy metido con él, mostrando actitud y empeño. Tanto en la forma de andar
en la plaza, los cites, enseñó su firmeza y clasicismo, dejando impronta de
buen torero, y que lo ve muy claro
Aplausos:
El segundo de la tarde fue un toro hondo, serio, alto.
Cumple en varas. Aplomado, de escaso empuje. Paco Ureña firme, seguro, pleno de
convencimiento trata de buscar el fondo a su oponente y logro muletazos sueltos
de muy buena factura. Largos algunos naturales, surgidos de una gran verdad y
pureza. Por encima de su oponente en actitud y en compromiso. Pinchazo hondo y
dos descabellos. Ovación con saludos. El que hacia quinto, de La Dehesilla, que
le tocó al murciano fue deslucido, sin clase a pesar de sus buenas
hechuras. Valiente Paco Ureña que vuelve a destacar por su firmeza y por su
carácter para no descomponerse y buscar el fondo del animal. Sensación de
torero en buen momento pero sin opción de triunfo. Pinchazo y buena estocada.
Ovación con saludos
Burladero:
Más disposición de Ureña que la del soso segundo, al que pudo robarle un
par tandas de naturales por colocación y ganas, además de redondos invertidos
en las cercanías antes de dos pinchazos y descabello, saludando una
ovación igual que en el quinto, tan noble como sin raza, derrochando Ureña
disposición incluso de cerca, siendo lo mejor los inicios por estatuarios
rectos rematados por bajo, para salirse después al tercio bajando la mano
zurda. Parado el toro después, no se rindió el murciano con seguridad y
serenidad de calado en el tendido, rematando con una estocada al segundo
intento.

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