El alumno de la Escuela de
Tauromaquia de la Región de Murcia Fernández de la Torre ha formado un lío
gordo en la clase práctica que se ha celebrado en la Feria de Almería.
Aunque no pasó del aprobado con el capote, Fernández de la Torre se apuntó al notable alto, sino al sobresaliente, manejando la muleta. Más comprometido que acertado con el percal, desató con la franela una exhibición de fundamentos y de sentido torero poco frecuentes en novilleros sin caballos, dejando constancia de que traía las lecciones bien aprendidas. El eral, que se arrancaba en largo y cabeceaba un poco, repetía con codicia, en tanto que el murciano lo desengañaba con la firmeza de un profesional sin olvidar tampoco que esto es un arte. Le dio distancia y permitió que el animal entregara la raza en los bien medidos muletazos del alumno de Murcia, plasmando una faena que fue creciente en lucimiento y eficacia.
El ceheginero ha estado a gran
altura, con una actitud muy buena, en novillero en todo momento. Ya cuajó a su
antagonista con el capote, y con la muleta ha planteado, con las ideas muy
claras, una faena muy variada de gran calidad, en la que no faltaron los
circulares y otros adornos con buen gusto y soltura.
En este festejo, que se
ha celebrado con lleno en los tendidos, se hanlidiado astados de López Gibaja,
y han completado el cartel:
- Joao Machado (E. T. Beziers): ovación.
- Sergio Roldán: silencio.
- Rubén Martín: ovación.
- Miguel Andrade (E.T. Jerez): oreja.
- José Antonio Lavado (E.T. Málaga): silencio
- Fernández de la Torre (E.T. Murcia): 2
orejas
ASI HA VISTO LA VOZ DE ALMERIA
A FERNÁNDEZ DE LA TORRE
Aunque no pasó del aprobado con el capote, Fernández de la Torre se apuntó al notable alto, sino al sobresaliente, manejando la muleta. Más comprometido que acertado con el percal, desató con la franela una exhibición de fundamentos y de sentido torero poco frecuentes en novilleros sin caballos, dejando constancia de que traía las lecciones bien aprendidas. El eral, que se arrancaba en largo y cabeceaba un poco, repetía con codicia, en tanto que el murciano lo desengañaba con la firmeza de un profesional sin olvidar tampoco que esto es un arte. Le dio distancia y permitió que el animal entregara la raza en los bien medidos muletazos del alumno de Murcia, plasmando una faena que fue creciente en lucimiento y eficacia.
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