CEHEGÍN
menos de media plaza
Toros de Los Ronceles
- Canales Rivera.- Ovación tras petición y oreja
- Alfonso Romero.- Oreja y Ovación
- Antón Cortes.- Palmas y Ovación tras petición
Los buenos se me han quedado en el campo, comentaba pesambroso el ganadero a la finalización del festejo y realmente tenía razón, ya que los seis toros que llegaron a Cehegín para correr el primero de los encierros de San Zenón, no han tenido ni fuerza ni transmisión durante su respectiva lidia y un quinto de los que a un ganadero le dan ganas de llorar al ver tanto esfuerzo y sacrificio para que salgaun toro así de descastado. Esperamos poder ver pronto los que siguen en el campo.
Los tres matadores de toros se presentaron en Cehegín con muchas ganas de agradar al respetable y como dirian en Sevilla "que bien vestidos de toreros" , de chicle, verde botella y salmón, y los tres con el bordado en azabache, lo cual hacia presagiar una gran tarde de toros antes de empezar a salir por la puerta de chiqueros lo indicado anteriormente.
Canales Rivera se mostró en su faena de capote al primero con un gusto exquisito rematando con una rebolera que parecía un cartel de toros, brindó a "Rafaelillo" que se encontrab presenciando el festejo y la faena no pudo ser más que voluntariosa y al tardar en caer el toro, la presidencia no concedio la oreja que parte del público solicitaba. A su segundo lo recibió con una larga cambiada rodilla en tierra, pero la corta embestida del toro le impidió realizar otro tipo de faena que fuese la de desplantes y acortar las distancia, en esta ocasión el público pidió con mayor insistencia la oreja que si se le concedió.
Alfonso Romero, es el segundo año que torea por San Zenón, y se encontró con un primero falto de fuerza, al que realizó lo mejor que pudimos ver en toda la tarde, unas verónicas preciosas rematadas con un medía sensancional, hacian presagiar una de esas faenas en las que Alfonso muestra lo mejor de si mismo, pero la falta de fuerza del de Los Ronceles le obligó a realizar una bonita faena pero sin poder bajar la mano en ningún momento, consiguiendo una merecida oreja. En su segundo, el peor de todo el encierro, no se le pudo dar ni un lance con el capote y por supuesto, no pasó ni una sola vez por la muleta, Romero se mostró pundoroso pero ante este material solo pudo montar la espada y escuchar una fuerte ovación por su predisposición.
Antón Cortes se encontró iguamente con dos toros sin fuerza y pecó en ambos casos de ganas de intentar conseguir algo con ese material, siendo largas ambas faenas y sin poder realiza nada de lo que el de Albacete intentó, optó al final de la faena del último el arrimón y los adornos pero el público no respondió con la intensidad que el creía.
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